El
2013 ha sido un año en el que el invierno pareció interminable, la primavera
fue casi inexistente y los meses de verano terminaron siendo asfixiantes. Muy posiblemente, gracias a que la madre naturaleza intentó deshacerse de todo el
calor que se había guardado al inicio del año.
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Sculpture de brume de Fujiko Nakaya, Place de la Republique. |
Pero pese ha las variaciones climáticas y los desfases extraños que hemos sufrido, las temporadas han seguido su curso y el otoño ha llegado de manera oficial. No solo
podemos atestiguarlo gracias al cambio de color en los árboles, por las hojas
de tonos marrones que comienzan a crujir bajo nuestros pasos, o por los vientos
fríos que nos obligan a sacar las bufandas que habían quedado relegadas en el
armario. No, también sabemos que el otoño ya está aquí porque, por las calles ya se pueden ver los anuncios de un evento que resulta ser uno de los momentos más interesantes del
otoño Parisino; mismo que se lleva acabo en los primeros días del mes de Octubre.
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Yuri Ancarani, Il Capo, 2010. Hotel de Ville
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El pasado 5 de Octubre, la Nuit Blanche del 2013, fue una oportunidad
más de pasear por París y disfrutar de las maravillas de la ciudad. Para poder llevarlo a cabo, el gobierno de la ciudad planificó cuidadosamente y se preparó organizando sus
recursos para hacer más sencillo el transcurso de dicha fiesta citadina. Fue por eso y ante estas circunstancias, que algunas líneas y estaciones del metro permanecieron abiertas durante toda la
noche, además de que la red de buses nocturnos aumentó su frecuencia. Mientras que bares, tiendas y
restaurantes cerraron sus puertas mucho más tarde, aprovechando la afluencia de
gente que buscaba cobijo, bebida y algo con que satisfacer su apetito.
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Pascale Peyret, ANAMORPHOSE, Église Saint-Merry
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Ya desde la primera vez que escuche hablar sobre La Nuit Blanche, estuve deseando
tener la oportunidad de estar en París, poder asistir y ser parte de ella. Se decían cosas asombrosas de la misma y envidiaba a aquellos que ya la habían vivido y volvían a casa contando historias sorprendentes de lo que habían visto. Cuenta la leyenda que es una
noche en donde los museos y galerías permanecen abiertos toda la noche y la ciudad es aún más encantadora de lo que lo es durante el día porque las piezas de arte son asombrosas y en gran medida grandes representaciones del arte contemporáneo.
Sin duda, no puedo negar que pasé un muy buen rato, como tampoco puedo menospreciar que tuve la oportunidad de ver piezas tanto hermosas e interesantes como otras que
carecían de sentido (al menos para mí) y parecían sacadas de la manga en el
ultimo momento. Ciertamente no digo que no valió la pena la desvelada, en verdad me divertí. Pero tampoco puedo
decir que fue exactamente como me habían dicho que era, tal vez sobre
exageraron o tal vez mi falta de preparación y organización influyó mucho, no puedo estar segura. Ya que cuando hablo con otros chicos que salieron la misma noche o lo han hecho años anteriores, parece haber una similitud en sus historas. Y es que al parecer, en lo que respecta a laNuit Blanche, todos oyeron o vieron fotos de eventos sorprendentes a los que deseaban asistir, pero ellos no corrieron con la suerte o fueron capaces de encontrarlos y presenciarlos en vivo.

Las obras artísticas quedan en segundo plano y alcohol ingerido a lo
largo de la noche se hace más presente con el frío de la madrugada. Por la
calle y las plazas, los grupos de gente crean escándalo e intentan escalar las
fuentes o esculturas, el suelo se ve cubierto por basura, latas y vidrios, que
anteriormente eran botellas, pero que para ese momento han sido estrelladas en el suelo, convertiendose en el pasatiempo divertido de los borrachos.
Parece entonces ser una buena hora para volver a casa, al menos para aquellos que vivan el las cercanías. Para los que no tengan esa suerte, las opciones son buscar un bar que aún
permanezca abierto o como muchos terminan haciendo, encontrar un rincón en las estaciones de
tren, metro o bus en los cuales acurrucarse y pasar el resto de la noche a la espera de que el resto de las lineas de metro y transportes públicos comiencen a funcionar y puedan emprender el camino de regreso a sus respectivos hogares.
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Elena Paroucheva, Haute couture, Haute tension, Bibliothèque Forney |
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Thorsten Streichardt, Report on the use of hostile lines, Centro Pompidou |
Sea cual sea el caso, ese día aprendí un par de cosas y aquí mis consejos para la próxima
Nuit Blanche (así es, pese a todo pienso volver a experimentarla cuando tenga
la oportunidad). Es de suma importancia llevar zapatos cómodos, un abrigo
ligero pero caliente, comida y bebida que te evite gastar dinero de manera
innecesaria y perder tiempo buscando y comprando. Pero aún más importante, organizar con mucho
cuidado el recorrido de interés, utilizar mapas y aprender a leer y entender el
programa de la noche.
De lo contrario, puede suceder lo que a muchos les sucedió. Terminar
deambulando por las calles, visitando las piezas que encontraban en su paso y
al día siguiente enterarse de eventos grandiosos que deseaban ver pero que
jamás encontraron por más que buscaron. Convirtiendo la famosa Noche Blanca de
París en un mito en los muros de Facebook.
[1] La Noche en Blanco es una iniciativa
cultural creada en París en el 2002 y cuyo gran éxito se ha extendido a otras
capitales y grandes ciudades europeas a organizar su propia Noche en Blanco,
inspirándose en el modelo original.
El propósito de la Noche en Blanco, cuya
denominación viene dada al celebrarse tras el atardecer, es acercar la creación
artística contemporánea a los ciudadanos. Los objetivos comunes de todas las
ciudades que organizan Noches Blancas son: gratuidad, vanguardia, ciudadanía y
sostenibilidad. Además se fomenta el intercambio de experiencias con el
desarrollo de programas conjuntos y la internacionalización de artistas locales
mediante el intercambio de propuestas.
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